Un coloquio regional concluyó que, aunque Latinoamérica tiene ciencia y tiene diplomacia, ahora es el momento de que ambas se junten y potencien. Crédito de la imagen: Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú, bajo licencia Creative Commons 2.0. |
Diplomacia científica, un combo que le falta a la región
By: Martín De Ambrosio
Entre muchas cosas, la crisis del coronavirus y la carrera por conseguir una vacuna mostró que los países desarrollados entendieron que los conocimientos técnicos y la solución a problemas globales vienen de la mano con los juegos de la geopolítica.
Latinoamérica tiene ciencia y tiene diplomacia, pero ahora es el momento de que ambas se junten y potencien debido a circunstancias globales como la pandemia, el cambio climático o las consecuencias de revoluciones digitales, asuntos que tienen un alto componente técnico a la vez que de política internacional.
Esa es una de las conclusiones de un coloquio organizado por el Foro Abierto de Ciencias Latinoamérica y Caribe (Cilac) de manera virtual el 11 de noviembre, que además sirvió como lanzamiento del informe “Diplomacia científica en América Latina y el Caribe: estrategias, mecanismos y perspectivas”, preparado por la Oficina regional de la Unesco.
“La política exterior necesita nuevas herramientas para una nueva complejidad”, mencionó Thais Collado, del Ministerio de Relaciones Exteriores de Panamá, durante el encuentro.
La operación debe ser doble: por un lado que los egresados de las carreras científicas puedan acceder al cuerpo diplomático, y por otro que los diplomáticos “tradicionales” reciban información técnica sobre la ciencia.
“Varios países tomaron el tema [de la diplomacia científica] en su agenda de política exterior y científica, se introdujo en Cancillerías y academias, y ahora hay una masa crítica de actividades a documentar. Eso hicimos en el informe, como primera aproximación”.
Marga Gual Soler, encargada del informe “Diplomacia científica en América Latina y el Caribe: estrategias, mecanismos y perspectivas”
Para Marga Gual Soler, moderadora del coloquio y encargada del informe, el concepto “diplomacia científica” no es estrictamente nuevo, sino que surge hace alrededor de una década como marco teórico en países anglosajones, que definen las maneras de actuar en política exterior y cómo producir insumos y evidencia para la toma de decisión en asuntos de base científica.
“El problema es que el concepto viene marcado por países del norte y la gran mayoría de los ejemplos y estudios de casos han venido de ahí. Eso ha marcado una narrativa y un discurso dominado por estos países que no encaja con el sur global”, señaló la experta a SciDev.Net.
Agregó también que desde 2015 la sede Unesco de Montevideo tomó el tema con el fin de que la ciencia pueda ayudar a lograr los Objetivos de Desarrollo Sustentable (ODS).
Desde entonces, “varios países tomaron el tema en su agenda de política exterior y científica, se introdujo en Cancillerías y academias, y ahora hay una masa crítica de actividades a documentar. Eso hicimos en el informe, como primera aproximación”, explicó.
Pese a la relativa novedad del concepto, Brasil, país líder en la región en el tema, lo lleva adelante como política desde la década de 1980, según contó durante el coloquio Pedro da Silva, del Ministerio de Relaciones Exteriores de ese país. “Incluso antes de la creación del Ministerio de Ciencia en 1985 había diplomacia científica”, recordó.
Silva explicó que la estrategia de la Cancillería brasileña fue dividir la estructura en cooperación científica tecnológica y temas de gobernanza digital e internet. Esto incluye, entre muchas actividades, encuentros con científicos “en la diáspora” en embajadas de Londres y Tokio, así como apoyo a start-ups tecnológicas. Por ejemplo con la India, “que tiene una agricultura tropical similar a la de Brasil”, se pueden trasladar productos y conocimientos”.Junto con Chile, Brasil es de los pocos países de la región que tienen agregadurías científicas en sus embajadas de manera consistente.
La diplomática y la científica “son culturas que deben dialogar un poco más; la relación entre diplomáticos y científicos es complicada por la formación de los diplomáticos tradicionales, que no comprenden del todo el funcionamiento de la ciencia”, admitió Alejandra Kern, directora de la maestría en Cooperación Internacional de la Universidad de San Martín (Argentina), que no participó en el coloquio ni en el informe.
Pero a la vez admite que para que den frutos las políticas de ciencia y tecnología deben sostenerse en el tiempo y muchas veces, como en el caso argentino, la inserción internacional se da de manera fragmentada, y se busca, por ejemplo, acceder a programas internacionales a partir de científicos particulares, pero no de manera integral o desde lo tecnológico.
Vea aquí el Coloquio organizado por Unesco:
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